Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

martes, julio 01, 2003

Tengo una persona sentada a mi lado y parece no notar que el sonido de mi teclado está haciendo protestas masivas a la vida. Si pudiera hacer un mapa imaginario de cómo es su vida serías así:
El despertador que suena a la misma hora sin falta, a él no lo posee la duda de levantarse o no hacerlo porque no se deja vencer por esos pensamientos que te atan al colchón, cada segundo está contado, uno a uno para cada gota de agua que cae de la bañera, 5 minutos más para tomar algo de desayunar y un poco más para salir a un paso despreocupado a tomar el transporte para llegar al trabajo con 30 minutos de anticipación. Su día de trabajo transcurrirá de arriba para abajo feliz de mantener entretenido el ocio, pasaran 8 horas seguidas sin que se agote su sorprendente e insoportable energía que existe como una fuente de fuerzas que depende únicamente del esquema elaborado para que nada se mueva de lugar.
Mientras tanto, él es reservado, parece estar preparado para cualquier situación, carga consigo una colección de desarmadores, clavos, tuercas y navajas…porque corta las cosas sin dudarlo, pega las otras y a las que sobran les pone una tuerca y un tornillo para que no se pierdan.
Yo creo que se leyó como un millón de libros de ‘el deber ser’, otros mil de ‘utopías para creyentes’, 500 de superación personal incluidos los de filosofía barata, de tianguis y ligth, tomo cuatro cursos de ‘como tener una vida perfecta tratando de hacer siempre lo correcto’, memorizo las cosas que no le gustaban hacer y ahora da cursos de ‘Hágalo usted mismo’. Yo no dudo por ningún momento que no sea feliz, de hecho puedo garantizar que su vida es perfecta pero por eso mismo me da un miedo asqueroso que eso se contagie y que mañana me levante y entonces pueda levantarme sin mi pelea diurna con el colchón.

Conozco a otra persona que además de esquizofrenia, tiene la capacidad de inventarse un mundo diario…algunos podríamos creer que es mitómano de tanta historia que le sale de la boca, sin embargo su forma de vida es totalmente distinta. Hoy pudo haber amanecido bajo un techo y en una cama tibia y mañana pasar la noche en un parque sin que el sintiera alguna diferencia. Cuando lo miro a veces me da cierto desconcierto y miedo, no mide sus alegrías y sus depresiones…su alegría es tan extrema como para no dejar de sonreír ni un instante mientras brinca y casi al momento le puede dar una congestión de depresiones que lo paralizan y clavan su mirada en el suelo…Él es un suicida potencial, con frecuencia se enfrenta con la muerte y la torea, luego se ríe y vuelve a dormir. Yo no aseguro que sea feliz sin embargo no lo detiene su inestabilidad…pues ante eso el empieza a correr (dije correr que no es lo mismo que huir)…hasta que deja salir su adrenalina…se detiene en ese preciso instante y decide quedarse un segundo en silencio para identificar el terreno y comenzar el viaje de vuelta al inicio.

Etiquetas: ,