Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

lunes, enero 03, 2005

La elección correcta

Y por mi cabeza cruzó la duda…
Y sentí que no era yo una respuesta adecuada a una pregunta no formulada.
Y en el tormento de sentirme siempre como una respuesta efímera para unos y otros, quise ser una respuesta adecuada.
Y la necedad, la obstinación y la firmeza se cruzaron de brazos pensando que los había engañado, durante tanto tiempo… durante tantos pensamientos y sueños… durante tanta vida.
No sé cuál de nosotros estaba más defraudado… y el silencio se interpuso entre nosotros, ellos jamás suplicarían, la templanza los había protegido bajo la promesa de una nueva indecisión. Yo también guarde silencio y sentí un eterno dolor en el pecho y un golpe de rabia en mi cerebro.
Y el tormento de pensar que posiblemente no estuve correcta en mis ideales y mis decisiones siempre fueron poco adecuadas iban acabando conmigo… me hacían retractarme, retroceder, negarme un poco, y si cuestionara mi camino pensando que pudo haber sido otro el que me llevara hasta la cuesta de mis sueños hasta ahora inalcanzables? Y el dolor atravesó mi alma y mi corazón… y recordé que alguna vez deseé ser una respuesta correcta para algunos, ser una elección correcta y no etérea que siempre se desvanecía ante la promesa incumplida

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