Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

miércoles, diciembre 29, 2004

Cuando la esperanza se convierte en una muerte lenta... la agonía de un soñador

Y tal vez sí, mi sentimiento favorito sea la esperanza.
Hoy creo que mi corazón y mi alma están enfermos de esperanza.
Agonizar por la esperanza sentida es el peor mal que pueda habitar en un ser humano, hay que aceptarlo.
Sucumbir ante el deseo es la muerte más próxima que le queda a los soñadores.
Hay quienes nunca han deseado y están cubiertos bajo un manto protector que les proporciona todo para vivir con la única condición de no desear jamás. Ellos conformes han seguido su vida, lo han tenido todo… el deseo, no pasa por su cabeza, por su corazón, ni por su alma.
Hay algunos que nacieron con el don de desear y han pagado con deseos el precio de estar vivos.
No tener nada significa poder desearlo todo, perder el control cuando sabes que cualquier cosa que desees puede ser real y sufrir la cruel frustración de sentir que no se ha desear suficiente para obtener lo deseado.
Si he deseado la noche para lapidar el día, si he aniquilado la esperanza para sentir la fe, si he deseado no necesitar nunca a nadie para poder contar con ellos… si he deseado que el tiempo pare y en una prisión de carne me he aferrado a no crecer…no sé si aún he aprendido bien a usar el poder de desear. No sé si realmente lo quiera usar más.

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