Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

martes, noviembre 04, 2003

Borges no me da dicho lo peligroso que era soñar a alguien, ahora tengo miedo.
Puedo declarar que he cometido un asesinato según el libro de Ficciones de B. No sé si ha sido por la impresión o por descuido.
Terminé en la cama como todos los día y fui llevada por el túnel de las percepciones hasta encontrarme en un cine con g.
El cine tenía forma de coliseo, los escalones eran amplios y largos a su vez...no estaba obscuro de hecho había suficiente luz.
g. no hizo el menor ruido, parecía envenenado por la proyección. Algo llamó mi atención.
De entre las butacas, un joven oriental con el cabello a los hombros se levantaba irritado a causa de otro joven al que nunca le ví la cara, pero puedo asegurar que estaba vestido de negro.
Ambos estaban peleando, los dos tenían una navaja en sus manos, se amenazaban y retrocedían tratando de no ser alcanzados por la punta filosa de la muerte.
Entonces el joven vestido de negro logró alcanzar al chico oriental de cabello largo y este cayo al suelo herido de muerte.
La gente guardo distancia y el con tranquilidad se mantenía quieto, cuando repentinamente se llevó la mano al cuello y con la navaja corto su propio cuello en símbolo de deshonra, la vena aorta manchó el piso de sangre en isntántes hasta que el joven se desangró y ese ha sido el final de un extraño sueño y de una vida.

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