Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

jueves, enero 15, 2004

Siempre guardaba silencio mientras observaba,
Un día se sentó a observar el mar y platicaron…
El mar decidió abruptamente atraparlo entre sus olas
para no dejarlo marchar más…
La lucha contra el mar destrozó su corazón
y librándose de la espuma y las cadenas hechas de coral
hicieron que su corazón no resistiera y así entregó su último aliento.

Nunca lo volví a ver,
Pero a veces caminando por una calle veo su silueta,
su mirada, su cabello sobre la cara y su rostro.
Es extraño porque nadie podría ser él,
pero en el fondo de mi ceguera, habita la ilusión
de toparlo un día de frente y saber con certeza que es él.

P: TF

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