Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

viernes, febrero 04, 2005

R A Y U E L A

Y lo tomé entre tantos… lo desempolvé y me di a la tarea de encontrar una línea entre 155 capítulos, entre 600 hojas… y pensé en la coincidencia.
Hoy me dijo unas palabras, y traté de que no perturbarán mi alma… ignoré el sonido y el sentido, me mentí, como tantas veces lo he hecho y guardé silencio. Pensé que tenía razón… pensé que siempre tuve razón, pero que mis ojos al ver el futuro, también ven el desastre…
No quise sentir esperanza… y recordé mi nariz… la coincidencia de nuevo.
Esperé hasta la noche, tratando de recordar aquel pasaje… el que podría hacerse pregunta y ser respuesta al mismo tiempo.
Lo busqué por grosor… mis manos lo encontraron… le sacudí el polvo que deja el olvido en los libros y lo hojeé página por página tratando de encontrar una líneas…una miserable línea.
Y una cosa siempre lleva a la otra… de nuevo la coincidencia… la sorpresa y el dolor que se materializan en un recuerdo que se vuelve melancolía y odio… eterno dolor interno.
Recordar es siempre atestiguar en contra o a favor del pasado. Mirarse las manos vacías de tantos poderosos intangibles, de las cosas que se han ido… es sentir el dolor del vacío que se siente entre unas manos que quisieron retener una ilusión como si de esas manos dependiera su existencia…
Y aún recuerdo esa historia… él me dijo por teléfono que preguntara… que le preguntaríamos al libro, que formulara una pregunta y que lo detuviera el un desorden de capítulos. Así lo hice. Me atreví a hacer una pregunta acerca del amor y la esperanza de unos ojos escondidos en secreto. Sorprendido, me leyó el capítulo completo, el número 93. Guardé silencio y nunca hice algún comentario. Si aquel viejo libro se había atrevido a decirme tal secreto… lo guardaríamos juntos.
"Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión, no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor porque no sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero".
Un secreto… es sólo un secreto… no es una coincidencia… es el impronunciable sentido de algo no sabido.
Aquel número y el secreto que en su existencia contenía fue guardado sigilosamente por una memoria que se agota y que se cansa de tratar de no recordar.
Y los olvidé a los dos… al que me leía por teléfono y al que el amor lo atormenta.
Cerré el libro y me olvidé de preguntar…
Hoy que he buscado una línea entre tantas hojas, encontré una carta abandonada parara para él, para el joven de la luna, el que dejó que esas letras se pudrieran entre unos ladrillos que cayeron para contarle una historia…
Recuerdo que la primera vez que lo vi, sonreía y se quería ir. Me hizo dos preguntas y se fue. A las pocas horas lo volví a encontrar entre unas paredes con recortes de periódico de aquellos memorables días que no me tocó vivir.
Me miró y dude un poco de escucharlo, repentinamente después de pronunciar su nombre me dijo: "Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como se saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo…" Miró el piso y olvidó como recordar, sonrió y le dio un trago a su cerveza… y olvidamos a Cortazar esa noche…
El también se fue como todo…
Encontré mi línea, la encontré entre mi nariz, una pecera y un puente… encontré un recuerdo… una respuesta… y la remembranza de las palabras al salir de su boca.
Hoy entre las hojas, formularé de nuevo la pregunta… una pregunta para tres, quizás también hoy… aquel viejo libro quiera contarme un secreto…
90-41-100

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