Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

viernes, septiembre 30, 2011

Yo quiero ser un iPod

Justo antier, me encontraba haciendo una tarea que no podía concluir. Mientras eso sucedía, uno de mis alumnos me hablaba por el chat del Facebook para preguntarme si podíamos charlar un poco de sobre la propuesta de su examen parcial. Eran más de las 11 de la noche y le dije que sí. Intercambiamos ideas, me preguntó cosas y mientras charlábamos, busqué un texto para que leyera y pudiera tener una idea de alguien que ya se aventuró antes en la misma experiencia. Cuando terminó el intercambio maestra-alumno, le pregunté sobre algo que no podía resolver yo sola sin un poco de ayuda. Preguntó sobre qué tema era y asintió que podía ayudarme. Entonces la maestra se convirtió en la alumna y el alumno en el maestro. La nueva alumna batalló un poco con el ordenador, el nuevo maestro le pidió paciencia. La nueva alumna quiso aventar la computadora y olvidarse. El nuevo maestro pidió más paciencia y dio instrucciones una y otra vez, parece que se quedaría ahí el tiempo que fuera necesario. Al final, los resolvieron juntos. Y la historia tuvo un final feliz. Uno de mis maestros, porque algunos días a la semana cubro una condena de ser alumna si quiero seguir siendo maestra, nos dejó una lectura: Las tecnologías de la información y la comunicación en la comunicación docente. Un texto de la UNESCO del 2004. Investigué el año del texto porque pensé que ya era viejo. Hay textos que sobreviven a los años, pero cuando se habla de tecnología... tengo mis dudas. Nada más hay que pensar: ¿Cada cuánto sale un iPod nuevo? ¿Cada cuánto sale una nueva versión del videojuego más fregón? ¿Pensaste alguna vez la existencia de los teléfonos inteligentes? ¿Cada cuánto aparece algo que no sabíamos que podía ser posible? ¿En el 2004 conocíamos las redes sociales como las conocemos ahora? Peor: En el 2004 mucha menos gente tenía acceso a internet, hoy en día, el acceso a internet debería ser un derecho. El texto desarrolla toda una propuesta para animar a los profesores a usar las nuevas tecnologías o tecnologías de información en la educación. Me causa gracia, porque así como lo he contado renglones arriba. Ahora nuestros alumnos saben más que nosotros. Seamos realistas, ellos nacieron y ya había internet. Nacieron con correo electrónico, usernames, perfiles en las redes sociales e internet en casa las 24 horas. Nosotros tuvimos que esperar al menos 20 años para tener correo electrónico por primera vez. Pasó todavía mucho más tiempo antes de pensar que tendríamos una computadora y luego internet en casa. Si yo escribiera ese texto ahora, propondría una guía práctica para convencer a los maestros de ir a la vanguardia en la tecología, porque ellos, los que se sientan en los pupitres cuando damos clase, saben muchas más cosas que nosotros. Podrían hacer desde una computadora casi cualquier cosa y nosotros como maestros, desconocemos que eso es posible y que también nosotros podríamos hacerlo. Yo veo resistencia y desconocimiento pleno en los maestros de hoy. Me apena por ellos porque sé que un día cualquier joven que domine el acceso a la tecnología les quitará el trabajo. No importa todo el conocimiento que posean los maestros, importará si son capaces de superar esa brecha tecnológica que sucedió de repente. Es un proceso evolutivo natural, pero no por eso mucho menos agresivo. Hagamos una reflexión tecnológica. Cualquiera de niño deseo un walkman, cualquiera. Cuando salieron los discman, nadie hubiera preferido un walkman sobre un discman. Si ponemos un walkman, un discman y un iPod, nadie le diría que no a un iPod, menos consierando sus beneficios. La renovación es algo inevitable, pero los humanos elegimos si queremos evolucionar, algunos no sobrepasan el sentimiento de resistencia y entonces declaran que eso no es para ellos, que no entienden y así. Lo cierto es que más bien no quieren. Ahí la importancia de aprender a desaprender. Una vez solucionado el conflicto... uno se da chance de aprender de nuevo. Por eso, si yo puedo elegir, siempre quierría ser una maestra iPod.

Insomnio digital

A los hombres ya nos pasa como a las máquinas, no encontramos el switch de apagado. No dormimos por estar conectados a un universo donde no dejan de suceder cosas. El día ya no se separa de la noche. Ni el lunes del viernes. Ahora se amanece en lunes todos los días, se duerme cuando se puede, cuando el usuario deja de sobreestimularse y cuando el cansancio tiene que ser curado. ¿No me cree? Lea usted, Insomnio digital publicado esta semana por el País Semanal.

Aprender a desaprender

Es así.