Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

viernes, septiembre 19, 2003

Ayer tuve que hacerme creer a mí misma que era sorda, los médicos me hicieron una serie de estudios tratando de averguar cual es el sonido más suave que alcanzo a detectar y cual es el sonido más alto que puedo soportar.

Lo único que quería saber, es cuál es la distancia para que una palabra se haga silencio. Suena complicado pero es cierto, el alcance de nuestra voz es bastante límitado, no hablo de volumenes y decibeles...habló de que el sonido es lo más parecido al silencio pues a cierta distancia del sonido...él mismo deja de existir para hacerse silencio.

El doctor me miró incrédulo después de formular mi pregunta y simplemente sonrío sin detenerse a contestarme y preferí guardar silencio.

Finallmente, introdujo al interior de mi canal auditivo una diminuta cámara de video para ver como estabe mi oído por dentro. Cuál fue la sorpresa del doctor y la mía en encontrar un pequeño y diminuto castiilo de arena. No conozco al responsable de todo esto y sin embargo a pesar de no saber quién demonios es, se que decidio instalarse en el interior de mi oído para establecerse en el pasillo que lleva a la cadena de huesesillos por los cuales logramos escuchar.

Me pregunto si sólo tengo un ocupante habitacional o hay más de ellos esparcidos por todo el cuerpo...Me pregunto también si son felices.

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miércoles, septiembre 17, 2003

11’09’’01,
Once minutos, nueve segundos y una imagen.


A dos años de los acontecimientos suscitados en la ciudad de Nueva York, llega a México el filme: 11’09’01, como parte del 23º Foro Internacional de la Cineteca y donde se exponen 11 cortometrajes de diferentes directores que presentan historias paralelas a los atentados del 11 de septiembre con una duración de 11 minutos, 9 segundos a iniciativa del productor francés Alain Brigand.

Para algunos, la propuesta fílmica ha sido acusada de poseer un mensaje “antiamericanista” e incluso ha sido prohibida en algunas salas de cine comercial en los Estados Unidos.

Lo que hemos presenciado a través de los medios es en repetidas ocasiones la colisión de los dos aviones en cada una de las torres, el derrumbe de las mismas, la gente corriendo y llorando asustada, plegarias, flores y recuerdos. Sin duda, aquel acontecimiento marco un punto en la historia que podríamos definir como el ataque perfecto televisado al mundo en tiempo real. En cada una de esas escenas se muestra una carga emocional que es asimilada por cada perceptor consciente de la situación.

El cine como medio de comunicación genera una propuesta para mostrar la reacción del mundo frente a dichos acontecimientos. Cada cortometraje de 11’09’’01 está hecho bajo plena libertad de expresión, lo cual no significa alardear sobre tocar el límite del respeto y herir susceptibilidades, por otro lado, podría pretender hacer un diálogo en torno a la solidaridad global frente al dolor.

Con el filme que hoy se exhibe en las salas, dejamos de contemplar a la nación Estadounidense como centro del mundo para asomar la mirada a un mundo globalizado que es capaz de mostrar solidaridad sin olvidar el dolor de cada uno de sus pueblos y sus circunstancias.

Una discusión entre niños afganos refugiados en Irán que cuestionan los reales designios de dios mientras les piden un minuto de silencio aunque con ello tengan que morderse los labios; un milagro acontecido por todos aquellos que se salvaron del ataque; la confrontación de tantas muertes a causa de las guerras u otras circunstancias que enfrentan a marines y kamikazes; refugiados bosnios que mutilados por las minas sobreponen su dolor frente a los atentados y aún tienen el valor de manifestarse por ellos y por los estadounidenses; cacerías bajo recompensa de líderes políticos sin los cuales, si la imaginación lo permite, podrían cambiar las circunstancias del mundo; remembrar que el 11 de septiembre no ha sido el único 11 de septiembre en la historia del mundo pues ha sido un día como tantos en los que muchos hombres han entregado su vida a la lucha o a sus propias circunstancias; el enfrentamiento de la cualidad de dios como dador de luz o de ceguera; exponer a cualquier ser humano como un terrorista y juzgarlo para después convertirlo en héroe; buscar la luz entre la soledad que vive la gente de forma cotidiana y finalmente cuestionarnos si nos molesta tanto nuestra condición de hombres para convertirnos en serpientes.

Cada uno de los mensajes emitidos por estos cortometrajes tiene una postura crítica y solidaria que invita a la reflexión: si el mundo puede estar consciente del dolor que vive la nación estadounidense, ellos también deberían voltear la cara para poner su mirada en el dolor que han provocado en tantas naciones y así reconocer su sufrimiento en otras vidas, en otras luchas y otras historias.

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