Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

miércoles, noviembre 10, 2004

N O V I E M B R E

Después de las siempre revoluciones de octubre

¿Por qué siempre que pensamos en revoluciones, evocamos los octubres y sus días? ¿Será por qué aún no existe valor que supere aquella lucha y aquel intento de cambiar algo de la realidad? No sé si el mundo se ha conformado con el recuerdo de esas luchas, mientras genera un sentimiento de orgullo y solidaridad con las revoluciones ajenas.

Alguien ha pensado como sería la revolución de los noviembres y de sus días. Y nos plantea un pasado cercano, con un futuro falso que podría confundirse con el presente.

Su nombre, es Alfredo Baeza, un tipo español, abogado por profesión y actor por amor al arte. Alfredo, en pleno uso de su juventud, suele ir en bicicleta detrás de sus sueños, cargando sobre su espalda una farola y una marioneta. Lo único que quiere… es "cambiar este puto mundo".

En su intento por cambiar el mundo, llega a Madrid para incorporarse a una escuela de arte dramático en la que poco a poco encuentra la frustración y el coraje necesario para hacer una propuesta de teatro independiente que se acerque al entendimiento y la comprensión entre los hombres.

La historia de Noviembre como grupo de teatro independiente comienza en 1997 y lo conforman Alfredo, Daniel, Alicia, Lucía, Imanol, Juan, Elena y Pedro. Ocho jóvenes idealistas que inspirados en su propia utopía deciden enfrentar su propia revolución.

Noviembre opera bajo la ley Mahoma, lo que significa ir hasta donde el público se encuentre, sus funciones son gratuitas, en lugares abiertos, sin técnicas interpretativas ni adaptaciones.

Su capacidad histriónica los lleva a las calles hasta mezclarse con la gente, haciendo a sus espectadores parte del espectáculo. Las presentaciones de Noviembre suelen ser un golpe bajo a la realidad, pues su crítica, siempre severa, carga con comedias llenas de denuncias, reproches y sarcasmos que incluyen ineludiblemente un mensaje.

Es así como La dama caliente se exhibe, Los Punkis alegres se pasean por las calles y Los querubines del demonio los llevan finalmente a una comisaría, en la que les decomisan todo su material bajo la advertencia de no volver a presentarse en las calles de no ser por un permiso oficial.

La lucha de Noviembre pudo haber concluido en ese momento, sin embargo la dificultad los hizo retar de nuevo a la realidad un par de veces.

En 1998, con Los olvidados salen a la calle caracterizando a una yonqui, una pareja rumana, un indigente, un ciego, una mujer maltratada y un paralítico. En la plaza cada personaje se encarga de hacerse real y se presenta, tal cual y como es en la realidad. Al final, la representación se convierte en una fiesta en la que todos (incluso el público) forman parte. La única misión de este tipo de teatro, era ser un poco más social y siempre reivindicativo. No obstante, con esta representación vuelven por segunda vez a la comisaría.

Pasarían algunas representaciones más como: Guerra nuclear, La puta tele y La sobremesa, para después, plantear una forma de teatro documental, en la que llevarían al extremo su propia existencia.

Alfredo y Lucía caminaban por la calle cuando al escucharse un disparo, él cae al piso malherido. El agresor corría entre las calles mientras un par de paramédicos atendían a la víctima. Todo mundo miraba estupefacto. En el momento que llega la ambulancia a atender a Alfredo, este no puede contenerse y termina por levantarse y aclarar que un es actor y que esta es una más de sus representaciones.

Con la presentación de Atentado, el grupo teatral Noviembre es acusado por apología del terrorismo, aludiendo el año sabático que transcurría para la ETA. Pasaron ocho meses hasta que la resolución final los dejó libres de culpa y temerosos de volver a intentarlo.

Fue entonces cuando la propuesta de actuar en festivales a cambio de algo de dinero les fue presentada. Contrariados pero siempre unidos, aceptaron hasta que la primera función se les salió de control y fue evidente el fracaso.

Parecía que el tiempo se había detenido, que nadie haría nada más, que los sueños de lucha y sus revoluciones pendientes se habían acabado.

Alfredo, torna al pasado, se encuentra con la verdadera razón por la cual quería cambiar el mundo y vuelve con una propuesta mucho más arriesgada, convoca de nuevo a todos los integrantes de Noviembre y se enfrentan de nuevo a molesta realidad.

Noviembre decide tomar un teatro, tomar por sorpresa una función que no les pertenece. Se mezclan entre el público y cuando la función ha dado inicio… comienzan su acto con un personaje que baja en un trapecio tratando de acercarse a la gente, de hacerla partícipe de su forma de expresión… sus compañeros, desde las butacas lo acompañan caracterizados, participando activamente de la puesta en escena.

Poco a poco la voz de Alfredo se torna decepcionada por aquellos ojos que no reciben abiertamente su mensaje, por esos oídos que no tienen la disposición de escuchar cosas nuevas y saca un arma. Al momento de dispararla, sale de ella una flor de papel, simultáneamente un arma real es accionada teniendo como objetivo a Alfredo, quién cae herido y probablemente muerto.

40 años después es evocada esta historia por sus propios personajes, los que iniciaron la lucha, los mismos que lucharon y los mismos que se rindieron con los sueños rotos, pensando que el mundo no tendría por que cambiar y guardando la pequeña esperanza de que el mundo no los cambie a ellos.

La frase con la que cierra el filme es una advertencia e invitación: "El arte es un arma cargada de futuro".

No sé si estemos preparados para hacer un arte más arriesgado y provocativo. No sé tampoco, si la gente, los auditorios y los que son siempre simples espectadores, quieran otro tipo de arte.

Es notorio, que el arte se ha vuelto de un carácter personal e individualista, pocas veces he visto un arte colectivo que además de ser expresión, planteé un propósito social y colectivo que probablemente no cambie el mundo, pero que tal vez pudiera abrir ojos y hacer escuchar oídos; que despierte conciencias de la forma menos esperada.

Un sentimiento de contrariedad ataca mi percepción, pues la película contiene una propuesta interesante, emotiva y hasta inspiradora; sin embargo existe siempre una previa desilusión al saber que nada habrá cambiado después de la cinta y que probablemente casi nadie luche por esos noviembres venideros, ni por las revoluciones pendientes, ni por las revoluciones ajenas… nos conformaremos, con las siempre revoluciones de octubre, las que sólo se recuerdan.




Ficha técnica
Noviembre.
Dirección y guión: Achero Mañas
Reparto: Oscar Jaenada, Ingrid Rubio, Juan Díaz, Javier Ríos, Adriana Domínguez, Nuria Gago, Juanma Rodríguez, Jordi Padrosa.
País de origen: España.

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