Inercia
Según el diccionario, podemos definir dicho término como: “Propiedad de la materia por la cual tiende a permanecer en su estado de reposo o de movimiento uniforme” o “Flojedad, inacción, decidía”.
Ayer me encontraba conectada a un televisor, delegándole toda mi atención a una estúpida serie de televisión de la que me declaro una ferviente fan sin reproche alguno y antes de que absorbiera hasta los pensamientos empecé a tejer las razones por las cuales vamos por la vida pensando cosas como la vacuidad, la ausencia, la inercia, el aburrimiento, la alienación, etc.
Iniciaré mi propia disertación con las palabras de un autor de Copenhague al cual designaré como anónimo porque ni so sé quién es: “Yo diría, aunque parezca paradoja, que el individuo sólo es feliz en cuanto está metido en la tragedia. Lo trágico contiene en sí una dulzura infinita”. Y aunque parezca extraño es cierto, pues la vacuidad en la que algunos estamos acostumbrados a vivir nos ha hecho mierda el alma. El dulce placer de enfrentar o estar en medio de una tragedia (sin entender tragedia como desdicha, desventura y miseria sino como un acontecer intenso de lucha entre el eros y el tánatos… pues ¿qué es uno sin el otro?) es lo que hace que al día siguiente demos un paso y luego otro sin dejarnos engañar por la plácida inercia de saber que no pasa nada.
Hay un sensación que se genera en la boca del estómago, la adrenalina hirviendo dentro de las vísceras humanas con un sentimiento que te detiene o te invita a lanzarte.
Etiquetas: Such as life