Las pocas y muchas razones que el hombre tiene para morir

miércoles, octubre 05, 2005

El Atrapasueños

Sí, esas cosas de las que nadie sabe explicar para qué sirven, pero que se ven lindas, un circulo en el que se forman telarañas, que algunos traen cuentas y les cuelgan las plumas. Nadie sabe para qué sirven... probablemente yo... hasta hoy lo he entendido...
A todos se nos olvida, ¿cómo explicarlo? se te olvida soñar y se te olvidan tus sueños... se te olvidan tus sueños y parecen nunca haber existido... al nunca haber existido su capacidad de ser reales es nula. El tiempo es engañoso, suele funcionar a veces como un soma que entra por el aire y se atraganta en el cerebro... lo mitiga y lo desaparece con un poco de miedo mezclado con olvido, es como querer ir a desenterrar el tesoro y en el camino olvidar la misión.
Todo empezó, al querer escribir una carta que no tuvo el valor de ser escrita y volví a mis diarios... esos en los que se quedaron atrapados al menos díez años de mi vida. Y con dificultad recordé la razón de su existencia: no olvidar lo que era, no olvidar mis sueños, no olvidar la euforia de la juventud (cuando crees "ilusamente" que puedes cambiar el mundo, no olvidar las cosas que criticaba para no caer en la tentación de convertirme en ellas.
Ahora que lo recuerdo... me estoy muy agradecida por haberlo escrito, pues... el día que te olvidas de esas cosas, las pierdes para siempre, es como si nunca las hubieras tenido.
Y ahora, con en una lectura entre amigos, transeúntes, desconocidos y visitantes asiduos, tenemos que aceptar algo: se nos han ido algunos sueños de las manos al irnos olvidando de nosotros mismos... y casi ni lo hemos notado.
Es una mezcla del efecto tiempo y de miedo... el tiempo en su pasar no agota la posibilidad de hacer añejo el sueño y convertirlo en olvido. Y el miedo... mitigante profundo del deseo, tiene un recordatorio de no soñar demasiado, de no soñar más de lo permitido, de no desear con toda el alma algo, porque el castigo de no obtenerlo, será el rotundo fracaso, probar la mierda interior de uno mismo y tener que comerla toda, eso a nadie le gusta.
Es realmente como tener un par de alas, como las del Ícaro y nunca usarlas, por el mar o por el sol... arrastrarlas por el suelo, por el miedo... lejos siempre del mar y del sol, de los sueños que habitan en el mar y en el sol, como si fueran intocables... como si nada, ni nadie con alas pudiera desearlos.
Y un día, cualquiera de ellos, te levantas sin desear absolutamente nada que no puedas tener, por el miedo y las pesadas alas que te recuerdan nunca volar hacia tus sueños... y temes de todo aquello que quieres y dejas de quererlo, porque el miedo se te queda en el estómago y camina hacia el corazón, luego se adueña de la cabeza y se te mete debajo de toda la piel... el sentimiento es terrible, razón por la cual, dejamos de permitirnos soñar, desear, volar y algunas veces caernos.
Ahora he recordado algunas cosas que he escrito para no perderlas de nuevo... por eso hoy las he vuelto a escribir para que las lean, por si olvidaron las suyas, que traten de recordar un poco aunque les duela el corazón, hay que sacudir el miedo hasta que no quiera estar con nosotros.
Pronto he de conseguir un atrapa sueños, de esos grandes, para que pueda escribir todos mis sueños y colgarlos uno a uno entre la telaraña que se forma en el círculo, para que no me olvide de lo que me hace feliz, para que no me mienta cuando me enfrente a mis sueños, para que no se me olvide que las alas con las planeo volar no están hechas de roca y no pesan tanto como para irlas arrastrando por el piso dejando una huella inminente del camino que no han volado. Y dejaré ir las pesadillas y los miedos por el centro del atrapasueños, para que no vuelvan y no interrumpan el momento en el cual, la magia se hace sueño.

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